En varios puntos del mundo, la desescalada está en marcha hacia una Nueva Normalidad que reactive la economía y, en general, las vidas de todos. En ese sentido, la industria musical -y, sobre todo, la del directo– ha comenzado a dar sus primeros pasos tras este largo letargo. En España, por ejemplo, ya se han realizado los primeros conciertos en exterior e interior de salas de música, cumpliendo siempre con el aforo y las medidas de seguridad e higiene impuestas por el Gobierno. Sin embargo, en países como Reino Unido, la cosa va más lenta, y las salas de conciertos tendrán que esperar un poco más para volver a abrir sus puertas.
Que dos países cercanos lleven diferentes ritmos en cuanto a la desescalada y sus fases es normal y depende de muchos factores. En primer lugar, de las cifras de fallecidos y contagios por el virus; y en segundo, de sus autoridades y fuerzas políticas. En Reino Unido, concretamente, el coronavirus ha impactado de forma más agresiva más tarde que en nuestro país, por ejemplo. En consecuencia, muchos sectores de la economía no se pueden reactivar hasta que una mínima seguridad se garantice a la población.

En un primer momento, el gobierno británico publicó un documento en el que hablaban de la reapertura de sus salas de conciertos, siempre y cuando cumplieran con las siguientes medidas: seis metros de distancia entre fans y músicos, tres metros entre músicos encima del escenario y un máximo de seis integrantes por banda. Algo que ya se ha catalogado como «inviable», sobre todo para muchas salas de pequeño y medio tamaño.
Este retraso en encontrar las medidas que permitan reabrir salas de conciertos y que sea rentable está provocando una pérdida de, según NME, 900 millones de libras del total que la industria del directo solía ingresar en el país al año (1.1 billón de libras).
Según informa la prensa musical de Reino Unido, el gobierno aún no ha respondido hacia estas críticas y, por lo tanto, se desconoce el paradero de las salas de conciertos a corto plazo.